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Me ha ocurrido algo espantoso



Me ha ocurrido algo espantoso, el refugio anti-atómico que estaba construyendo se inundó debido a las fuertes lluvias y las filtraciones del terreno, menos mal que los libros los tenía metidos en bolsas de plástico, parece mentira que con todo el daño que le han hecho al medioambiente hayan servido para salvaguardar literatura que quizás y con ganas de inexistencia, me veré forzada a utilizar para reanimar las llamas en las gélidas noches del futuro. Empezaré con mis propios libros porque total, si ahora nadie los lee mucho menos en ese horizonte donde se olvidará hasta el abecedario. El juego de ajedrez se hundió misteriosamente, uno de los caballos fue el único que logró flotar en el desastre, hasta me pareció que me miraba con ojos suplicantes, como si me pidiera quitarle de encima una piedrecita al parecer bastante molesta. Lo más curioso es que las armas y las balas quedaron intactas, hasta se ven más relucientes, se conoce que están ansiosas por descargar el stress contra los zombies.
El caso es que llamé a un amigo de La Habana que vive en Hialeah, experto en derrumbes y apuntalamientos, y enseguida vino a mi auxilio. Desdichadamente no se puede hacer nada, sería como intentar salvar uno de esos edificios de la calle Obispo que ha sido declarado inhabitable. De todas formas me dio algunas sugerencias interesantes, una de ellas que construyera el refugio dentro de un submarino en alguna región seca, como el desierto de Mohave en Arizona donde dicen que se avistan naves extraterrestres y existe radioactividad ambiental, bastante útil en un momento dado por el rollo de la energía, incluso me dijo que él tenía contactos que me podrían vender alguno de los que sobrevivieron en Alemania de la II Guerra (le tengo que preguntar a mi amiga Marta para ver en dónde consiguió el suyo) y que los alemanes los tienen en rastros de chatarra, así que los venden bastante baratos, lo único malo según él es que las esvásticas están incrustadas en el metal y no se pueden borrar. Sinceramente no me preocupa eso, este antiguo símbolo de buena suerte que aparece en el hinduismo o el budismo, significa evolución del universo y entre otras cosas representa al sol, ese buen amigo que espero lo siga siendo por los siglos de los siglos a pesar del global warming, y muchos pueblos antiguos lo utilizaron, desde los apaches y romanos hasta los moches del Perú, lo que pasa que a Hitler (sin hablar de su propio origen incierto y los 17 millones de víctimas que desapareció de la superficie terrestre en apenas cinco años) se le cruzaron los cables y se lo robó descaradamente so pretexto del muy debatido origen ario, con eso y el bigotico le comió el coco a sus seguidores de aquella época y con eso los de ahora se dan el baño de la supremacía blanca, parece que nadie les ha dicho que los primeros pueblos que utilizaron las esvásticas no solamente eran blanquitos, sino también de piel oscura o estaban mezclados, mira tú por dónde van los tiros, seguro que tampoco saben que el origen del hombre se encuentra en el continente africano y que el color actual de nuestras pieles se debe a condiciones medioambientales y evolutivas, como por ejemplo, la mía y la de mis antepasados con seguridad se destiñó por comer tanta merluza en las nevadas regiones del mesolítico irlandés, amén de la timidez de los rayos solares. La verdad es que el desconocimiento es una de las peores desgracias. Bueno, también este símbolo representa la involución, esa fue la parte que le tocó al Führer y a su ejército de suicidas neuróticos, y es la que le toca a la suprema ignorancia.
Mi amigo también me dijo que los submarinos se podían conseguir en Rusia mucho más baratos pero que tenían el mismo problema con la insignia de la hoz y el martillo, que como todos saben nació de la internacional comunista, la hoz representa a los campesinos y el martillo a los obreros, increíble porque en las siguientes décadas Stalin se encargó de repletar Siberia con aquellos que no se quitaran la boina cuando él pasaba, no sólo intelectuales y artistas, también obreros y campesinos a montones … ¡y pensar que después de haber asesinado a 23 millones de personas, su bandera se pasea por el mundo como Pedro por su casa y miles la aplauden! Esto sin contar con los miles que sufrieron presidio y otros tantos millones de muertos que el comunismo dejó desperdigados por el ancho mundo, como sucedió en China durante el gobierno de Mao, que se cargó a 78 millones de almas sin embargo la banderita de la república popular está por todas partes, a veces hasta viene impresa en el fondillo de las muñequitas de porcelana que venden en las boutiques y la gente sólo dice “how cute” sin cuestionar nada más. ¿Y qué me dicen de esa isla que está al cruzar la calle? Ni se diga, con su trapo rojo y negro y un 26 super picúo en el medio que millones besaron a pesar de haber sido concebido por un grupito de sicarios oportunistas. Si algún día la Sierra Maestra se deshace en menudos pedazos con un terremoto, como la bandera de Byrne, las víctimas de la neurosis roja van a saltar como lágrimas de verano desde sus tumbas anónimas. Por cierto, esto de “lágrimas de verano” es una frase que solía decir mi abuela Ramona, que en paz descanse, algún día les haré la historia.
Volviendo a mi dilema del refugio antinuclear, al final ya no sé qué hacer, si comprar el submarino y mudarme para el Norte, quedarme tal y cual y cuando suenen las trompetas apocalípticas, tenderme en el suelo con mis hijitos de cuatro patas manteniendo la vista fija en el meteoro o el hongo radioactivo, o si mudarme hacia Arizona e intentar nuevamente el refugio subterráneo. Mientras tanto voy a ir organizando algunos detalles, he comprado dos linternas nuevas y más pilas, una tienda de campaña, dos sleeping bags, barritas de cereales y semillas para diversas siembras. Mi amigo de Hialeah me trajo de regalo la Colt 45 de su abuelo y la estoy engrasando, además pasé un mínimo técnico para aprender a confeccionar granadas caseras y construir invernaderos de recreo o cultivo para espacios pequeños. Hay días soleados y cuando llueve se llena la verja de cundeamores y lagartijas… es maravilloso poder respirar al aire libre, escuchar el graznido de los cuervos que vuelan detrás de los espíritus.

Texto y foto: C. K. Aldrey

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