Karin
Ecos del ayer, del hoy y de siempre
Cuando sonríes, el corazón, deslumbrante,
respira con reposada cadencia.
Cuando sufres, una dolorida lágrima interior
se funde silenciosa con la lluvia que madruga.
En tu dicha y en tu llanto el vivir se hace
presencia,
y aun cuando tu ausencia se haga lejana,
impaciente, el recuerdo reclama tu regreso.
Cuando el sosiego habla quedamente
tras la tormenta de tu silencio,
hasta tu mirada es palabra que acaricia el viento.
Y cuando en la noche meridianamente clara
tu despertar se abre al incipiente horizonte,
peregrina se siente tu alma errante
en el surco abierto por las evanescentes pisadas
de tus furtivos y transparentes sueños.
Suena entonces el murmullo de tu voz somnolienta
caminar al socaire de la brisa que palpa,
con asombrado y fingido balbuceo,
el leve susurro de un suspiro que acaricia el
tiempo;
suspendido tiempo de humanos recuerdos.
Tus idas y venidas, vestigio de un pasado aún presente,
perdurarán en el mañana que ya amanece,
reverberación jovial de un esforzado
y comprometido vivir-viviendo.
Solidario abrazo el tuyo, corazón entrañable,
compartido en el ayer, el hoy y el mañana,
huella indeleble de siempre.
Y tu voz, despierta y viva del alba al ocaso,
alumbra el camino que hermana
la alegría y la tristeza de lo humano
con la imagen de un sutil guiño de complicidad
vivamente humano, demasiado humano.
Para ti, Karin,
dulce y hermosa palabra,
memoria viva sutilmente atada
a entrecortados y sonoros ecos;
plenitud de sentido de la palabra agraciada
con el asombroso don concedido
de enlazar lo inefable y lo humano.
Para ti, mi añorada Karin,
con el corazón abierto de quien, añorándote,
te rememora con el afecto de una sonrisa compartida
en el arrebol radiante de un hasta luego;
de un hasta siempre, alma entrañable,
entrañable compañera…, hermana.
Málaga,
Primavera de 2016
TEXTO:
Ecos del ayer, del hoy y de siempre
José Manuel Serrano
DIBUJO:
"El árbol de la amistad" by C. K. Aldrey
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