Monday

Podrías decir...



Podrías decir: total, yo no voy a estar cuando eso suceda; a mí qué me importa lo que pase en el futuro; allá ellos, qué puedo hacer yo, soy un simple ciudadano. Podrías desentenderte, lavarte las manos y la conciencia con excusas de todo tipo, pero la realidad es que vivimos en colectividad, pertenecemos a una misma sociedad, compartimos el mismo planeta. Esto lo pensaba hoy cuando analizaba la respuesta a un llamamiento para firmar una petición sobre algo relacionado a la naturaleza, el riesgo del vertido de petróleo y químicos en los mares.

Estamos viviendo para complacer el ego en todas sus manifestaciones, pendientes a nuestra agonía existencial, aspectados hacia la competencia, distraídos con cantos de sirenas y apariencias efímeras e intentando ser lo que no somos sencillamente para evadir la realidad, mintiéndonos para justificarnos y jugando a vivir bajo nuestro propio reglamento o reafirmándonos en una cuadrícula, y en ese camino, que a veces asumimos con arrogancia,   olvidamos nuestra responsabilidad civil ante los problemas acuciantes que nos rodean.

¿No dice nada que en los últimos cuarenta años la mitad de la fauna salvaje haya desaparecido? ¿No dice nada que un alto porcentaje de la población mundial se encuentre en condiciones de pobreza? Según UNICEF (por favor, no esconda la cabeza en un hueco como el avestruz):

·        100.000 personas mueren de hambre al día.
·        Cada 5 segundos un niño menor de 10 años muere por falta de alimento.
·        Más de 1.000 millones de personas viven actualmente en la pobreza extrema (menos de un dólar al día); el 70% son mujeres.
·        Más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable.
·        1.000 millones carecen de vivienda estimable.
·        840 millones de personas malnutridas.
·        200 millones son niños menores de cinco años.
·        2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro.
·        880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud.
·        2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.

La pobreza es en parte responsable de la deforestación, la caza ilegal de especies en vías de extinción y otros fenómenos que están mermando la fauna y la flora, a esto hay que añadirle la corrupción, las guerras (que ya no son con espadas o dinamita, sino con armamentos nucleares o químicos), la explotación indiscriminada del petróleo (que no tendría razón de ser/existir si se utilizaran tecnologías limpias ya descubiertas), la contaminación ambiental (que ha contribuido grandemente al calentamiento global), las actividades depredadoras con fines de lucro (como la que sufren los elefantes y las ballenas), y por ahí la lista pica y se extiende. ¿A dónde quiero llegar? A lo de siempre, a lo que invariablemente digo una y otra vez con el ánimo de estimular la mirada hacia donde se nos demanda: apoyar con nuestras firmas -algo que solamente toma menos de cinco minutos de su tiempo frente a la computadora, ni siquiera estoy hablando de activismo de terreno- los proyectos que aboguen por la preservación de la salud del planeta Tierra. Porque a pesar de que sabemos que todo esto existe, no acompañamos las palabras con la acción, y créanme, cada vez se hace más necesario. ¿De verdad piensa que no va a estar aquí cuando suceda una hecatombe?  No lo de por sentado, nadie se lo va a garantizar, lo único cierto en todo esto es que corren tiempos difíciles y nadie se puede dar el lujo de permanecer indiferente.

¿Tiene un trabajo y se gasta cincuenta dólares en un restaurante? Muy merecido, el esfuerzo se premia, pero si dona aunque sea un dólar mensual a cualquier causa benéfica o humanitaria, ya sea para humanos o animales, hay cientos de hospitales, escuelas, hospicios y comunidades a través del mundo que lo recibirían con los brazos abiertos y gratitud. Si cada ser humano perteneciente al mercado laboral donara un dólar (y quien dice uno dice dos, tres, cinco o lo que sea), se reduciría enormemente la pobreza mundial, los pueblos que no tienen agua la tendrían, se evitaría la propagación de epidemias agresivas como el ébola, todos los niños de los cinco continentes irían a la escuela, se detendría la masacre de animales, existirían servicios de salud para cada habitante, etc.. 

Si todos los individuos de todos los países firmaran esas peticiones (que SI funcionan, lo digo por experiencia), muchos de esos problemas críticos podrían ser obligatoriamente escuchados y atendidos eficientemente por nuestros senadores y administraciones. No se quede al margen, por favor, sírvase del derecho que nos otorga la democracia para ejercer su voto en pro de la humanidad, de nuestro hermoso y sagrado hogar que es la Tierra.

C. K. Aldrey
10-20-2014
Foto: Channel Cast

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