Recuerda
que nos vamos a morir.
Esto
no es un discurso sobre la mala o buena muerte, es el pensar oscilante, lo que
de pronto llega y te hace viajar al pasado. Estaba bajo la ducha con los ojos
cerrados cuando de pronto se aparecieron imágenes
de tiempos sombríos, incluso escuché el ruido metálico de una llave al abrir las
rejas de las celdas, y vi rostros amigos, sus miradas lacerantes de miedo y
aflicción. Me preguntaba… ¿qué será de nosotros? ¿Nos mandarán para granjas
de trabajo? ¿A la cárcel?
Si
ya no se ha muerto
Lázaro
ese
monje de la revolución
que
pretendía nobleza
se
va a morir
el
sarcástico teniente Felipe
que
en los interrogatorios
se
acariciaba la portañuela
se
va a morir
para
ellos la muerte será un alivio
los
quemarán con sus culpas
en
un crematorio colectivo
o
enterrarán sus restos
en
tumbas que pertenecían
a
los que se vieron forzados
a
emigrar.
Tú
vas a morir
Yo
voy a morir
Quiero
que el tiempo restante sea limpio
como
la nieve de las montañas
que
entren pájaros y nubes
a
mi cueva de nostálgica serenidad.
El
odio que sentía lo he tirado al mar para que regrese a la calle donde espectros
amados me esperan, se ha ido a Empedrado y Monserrate, a sus noches
perturbadoras. El plantado en la infancia vuela ahora mismo a la bahía que nos inundó
de infortunios y pesares.
Todos
vamos a morir. Las cicatrices, la depresión, nuestra ancestral melancolía, se irán con el
primer soplo, ya no pesará el fardo que arrastra la supervivencia.
Seremos
luz.
Dejarán
de dolernos las palabras vacías.
Texto
y foto: C. K. Aldrey
09-02-2018
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