A raíz de la aparición de las armas nucleares
se cambió el concepto de guerra: por primera vez
se podía
dar por resultado la aniquilación total
de los dos bandos. (Wikipedia)
Para
opinar sobre la guerra
tendría
que remontarme más o menos
al
ocho mil quinientos antes de Cristo
cuando surgió la primera civilización homo sapiens
cuando surgió la primera civilización homo sapiens
en
el Oriente Medio.
Tendría
que abrirle la puerta
a
los primeros gobernantes y
castas sacerdotales
que
fundaron la división del trabajo
y
se vieron asediados con el tiempo
por
olas indetenibles
de
pueblos que perfeccionaron
intercambios
primigenios
para
luego medir sus fuerzas
contra
cadenas de asentamientos
donde
se enfermaron el orgullo
la
ambición la necesidad de supremacía
donde
se alimentaron el odio la envidia
las
ansias desmedidas de poder.
Dioses
surgidos de la nada
vinieron
al auxilio del caos
se
arrodilló la pleitesía
ante
fraudulentas artimañas
¡llegaron
los políticos la guerra!
aterradoras
masacres fueron el escenario
en
prósperas y encantadoras ciudades
mientras
el hombre era esculpido
por
el cincel de la arrogancia.
Grandes
extensiones de tierra fértil
sintieron
el paso de ejércitos y mercenarios
se
rindió culto a emperadores
y
caudillos tramposos
un
día el mundo amaneció dividido
por
fronteras patrias
banderas
campos
de exterminio
el
rayo fulminante de la bomba atómica.
Muchos
supimos que habíamos olvidado
el
camino hacia la salvación
y
quisimos retomar el control de nuestras vidas.
Pero
ya era tarde nos había vencido el desconcierto
éramos
marionetas en el macabro retablo
de
circunstancias históricas y sus ciclos repetitivos.
Por
eso no opino sobre la guerra…
lo
más que puedo hacer es odiarla
con
todas mis fuerzas compadecerme.
C.
K. Aldrey
09-01-2013
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